Fuimos primero a conocer el Club Deportivo Artigas (lugar
donde se realizaría la actividad), donde muy amablemente nos ofrecieron
alojamiento y pudimos dar un descanso a “La Charrúa”.
A la tarde no queríamos dejar de hacer nuestro recorrido por
la ciudad y los puntos más conocidos para llevarnos una idea de lo que ofrece
para el visitante.
Así manejamos unos 24 km hasta el “Parque Congreso de
Abril”. Abierto todo el año, cuenta con 12 has con buena forestación. Alberga
la famosa “Piedra Pintada”, una mole de arenisca de más de 15 mts de altura,
coronada por roca. El nombre le viene porque en algún tiempo se creyó que su
coloración se debía a pinturas rupestre prehistóricas.
El parque es una reserva ecológica, y cuenta con parrilleros
y parcelas para camping, además de una hermosa piscina al aire libre.
El paseo 7 de setiembre fue otro de los que disfrutamos, a
orillas del Cuareim, límite con Brasil en plena zona urbana.
La actividad se desarrolló a la tarde y tuvimos en agrado de
recibir al grupo de tercera edad de la profesora María Noel, quienes sin
dudarlo se sumaron a la causa e hicieron toda la clase bailando al ritmo de la
música. A ellos se integraron también otras personas que enterados por los
medios de la actividad dijeron presentes en el club e “hicieron camino con
nosotras”.
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