Provincia de LA RIOJA

Después de manejar duros kilómetros al sol, soportando altísimas temperaturas, ingresamos en esta árida región.
Hicimos nuestra primera parada en la ciudad de “Todos los Santos de la Nueva Rioja”, capital de la provincia homónima, ubicada al pie de las Sierras del Velasco.
Fue fundada en el lugar donde se encuentra la plaza 25 de Mayo en el año 1591, por Don Juan Ramírez de Velazco.
Allí hicimos nuestra parada para informarnos sobre el atractivo que nos llamaba la atención de la provincia: el “Parque Talampaya”.
Agibiadas por el calor, esperamos el aire fresco de la caída del sol y continuamos viaje rumbo a Patquía, y desde allí hasta un parador ubicado en “La Torre”, en las cercanías de “El Chiflón”, donde pernoctamos.
A las 7 am emprendimos viaje unos 80 km más hasta ingresar en el Parque Nacional Talampaya.
Viajamos por los hermosos y áridos paisajes rojizos de la ruta Nº76 hasta el kilómetro 148 donde se encuentra el área de servicios a visitantes y desde donde parten las excursiones al Cañón del Talampaya.


El Parque Nacional Talampaya, con sus 250.000 hás se constituye como el atractivo turístico emblemático de La Rioja. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000; se levanta con inmensos farallones rojos de 250 millones de años de antigüedad.
“Río seco del tala”, es una de las interpretaciones del significado de Talampaya. Ríos que tienen agua sólo por unas horas, después de las escasas lluvias torrenciales del verano, y el resto de los días del año, sus cauces sonutilizados como caminos por los que avanzamos para ingresar al cañón.
Los algarrobos que crecen a sus lados, con ramas sueltas y entrecruzadas a diferentes alturas, dan testimonio que en este lugar tan yermo, corre agua y mucha en alguna época del año.
Esa agua rápidamente se absorbe y se guarda en las hojas carnosas de la verdolaga, o se reserva como un tesoro en los cactus.
Guardianes de milenarios secretos, los rojizos y enormes paredones de 130 metros de altura permanecen sujetos a los dictados de la naturaleza y desde siempre convocaron la atención de los hombres.
Se cree que Talampaya fue un lugar de paso para quienes habitaron temporariamente las cuevas y los aleros de estas sierras, hace más de 1000 años. Ellos consagraron este sitio enterrando aquí a sus difuntos y dejando grabadas en las rocas algunas señales de su cultura.
En Talampaya se encuentra guardada una gran parte de la historia geológica de la tierra.
Los sedimentos triásicos y terciarios que durante millones de años quedaron acumulados en la profundidad del planeta, emergieron y quedaron al descubierto cuando se elevó la cordillera de los Andes.
La gran variedad de materiales que forman el suelo del Talampaya, matiza su paisaje con diferentes colores y texturas.
Los granos de arena que en el tiempo son arrastrados por el viento y el agua, moldean continuamente las rocas y así surgen las geoformas.
Nuestra cultura las identificó con nombres comunes como “El Monje”, “La Chimenea”, “La Torre”, “La Catedral”, etc.
Admirando tanta belleza de la naturaleza, realizamos el recorrido del Cañón, avanzando en una excursión por el cauce del Río Seco Talampaya. La travesía realiza varias paradas, en las que observamos “Los Petrolifos" grabados en la piedra por los antepasados prehistóricos. También el “Jardín Botánico” y “La Chimenea” donde experimentamos el eco del Talampaya, la catedral gótica y las geoformas como la del monje y la torre.
Desde allí visitamos los “Cajones del Shimpa”, donde antiguamente habitaba un chamán de la zona.

A pesar de que el costo de la excursión rodea los $200 Arg, es un paseo único y que nos dejó maravilladas de conocer!!!

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