Cruzamos la frontera de Tumbes(Perú) con Huaquillas
(Ecuador) ya casi a la tardecita. Si bien salimos en la mañana de Mancora,
entre una vuelta y otra el tiempo se pasa y uno termina llegando a ultima hora
al destino.
Según nos habían dicho Ecuador es mucho más seguro que Perú,
y sumado a que no viajaba sola ya que venían conmigo hasta Machala los cabros
chilenos (Jose y Pablo), el anochecer era lo que menos me preocupaba.
Hicimos los tramites migratorios ya en territorio
Ecuactoriano, y unos 10 km más adelante la aduana de la charrúa que para mi
sorpresa ni la revisaron en su interior.
La única complicación es que me pedían el SOAT ECUATORIANO,
pero dada la hora no había donde tramitarlo, asi que tenia que esperar a
llegar a Machala y tramitarlo al otro dia. (Cosa que me denegaron también en
Machala, según ellos no tenían los medios para asegurar a un extranjero, asi
que debi sacar el Soat cuando arribe a Guayaquil y me costo unos 12 dolares los
3 meses).
Finalmente ya caído el sol llegamos a Machala, allí nos
quedaríamos una noche al menos…los chicos para renovar su visa a Perú, y yo
para seguir viaje a Guayaquil.
La primera impresión de Ecuador fue realmente muy buena!
Calles limpias y modernas, tanto que me recordó a chile en muchos aspectos. La
gente muy pero muy social y amable, característica de todos los ecuatorianos que
me cruce incluso en Mancora. Muchos de ellos a los que les hice masajes, me dieron sus contactos para hospedarme cuando
llegara a sus ciudades.
Nos estacionamos en la plaza principal. Toda la ciudad de
Machala muy iluminada, y hasta con música funcional en su plaza. La vegetación
de un verde casi que fluo, y armonía, mucha armonía…
La primer noche salimos a cenar y otra sorpresa: si bien en
dólares, los precios de la comida y de la mayoría de las cosas aún mas baratos
que en Perú. Por unos 3 a 4 dolares, comimos un menú completo con bebida
incluida. Pollo con arroz y menestra, una de los clásicos de esta región.
Al otro dia Pablo se fue al semáforo a hacer malabares y
Jose y yo fuimos a pasear por la ciudad. Si bien no es muy turística y es poco
lo que ofrece para el visitante, la ciudad de Machala es muy prolija y bonita.
Recorrimos el centro y el mercado local, deslumbrándonos con la enorme variedad
de frutas y verduras, muchas de ellas desconocidas para mi…y es que el Ecuador
es un país privilegiado con su clima tropical y subtropical, y eso favorece el
cultivo de un gran numero de especies que solo se da en esta región.
Tomamos un bus local que nos dejó en el malecón de SIMON Bolivar
y en el muelle de alli subimos a un bote que por 4 dolares de ida y vuelta nos llevó
hasta la isla Jambeli.
El viaje duro unos 40 minutos y fue lo mas hermoso del
recorrido disfrutando de la exuberante vegetación de la isla con sus manglares
y gran variedad de aves.
La isla Jambeli es como el balneario de Machala, allí llegan
la mayoría de los turistas ecuatorianos para hacer playa. Hay lugares donde
comer, hotelitos y servicios de sombrillas y carpas para pasar el dia.
Como no esperábamos ir hasta alli, no llevamos traje de baño
asi q recorrimos la isla y regresamos.
Quedaba la ultima noche en Machala, y al otro dia
continuaría cada uno su rumbo. Dando el ultimo paseo por la plaza se me acerco
un señor preguntándome si era de Uruguay ya que había estado observando mi
carro estacionado allí. Inmediatamente saco su celular y me brindo el contacto
de su hermano para que tuviera donde hospedarme cuando visitara Salinas y
Montañita. Otra muestra más de la hospitalidad Ecuatoriana.
Al otro dia parti rumbo a Guayaquil. Atravesando la provincia de El Oro. Cientos de
platanos y bananos a ambos lados de la
ruta, y por fin entendí cómo todas las bananas que se consumen en mi país son
del Ecuador, y es que aquí el clima es perfecto para ellas y abundan!
En Guayaquil me esperaba una amiga del camino...Tatiana, que me recibia abriendome las puertas de su hogar! Lindo ECUADORRRRRR!
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