Unos van y otros vienen: Viajeros en el camino...

Antes de comenzar mi viaje y aún estando en Uruguay, creía que era la única loca y aventurera que soñaba con largar todo e ir tras mi sueño. 
Pero en las rutas he conocido tanta, tanta, pero tanta gente que esta haciendo algo similar que no se dan una idea de cuántos locos como yo habemos en el mundo.
Con mochila, a pedal, en motocicleta, en camionetas y hasta caminando!!!! El camino está repleto de locos aventureros que nos vamos encontrando en un lugar u otro a medida que avanzamos en la ruta. Estas son algunas de las historias...

Llegando casi al extremo de la costanera de Puerto Varas, me encontré con una pareja de franceses que viajan en una Land Rover del 94, en una travesía que les tomará 2 años y medio, y con la que esperan recorrer toda Sudamérica.
Lo que es el mundo y la magia del viaje que una vez más me sorprendió. Charlando, me hablaron de unos uruguayos que habían conocido en El Calafate y ohhh casualidad, terminaron siendo Mario y Serrana de Uruguay por el Mundo.




Ya oscurecía y a mi me preocupaba el hecho de encontrar un lugar seguro para dormir, así que decidimos estacionarnos juntos.
Cenamos un salmón al horno con arroz que les habían regalado a ellos en el camino, y tomamos un vinito blanco charlando con vista al Llanquihue iluminado por las luces de la ciudad.
Antes de irnos a dormir se nos acopló un viajero más: un chileno que viaja en su camión, alternando el paseo con su “pega”: hacer churros ambulantes.
Al otro día después del desayuno nos despedimos.

En Pucón, mientras trabajaba en la agencia de Turismo Aventura, conocí a Andrés, un valiente ciclista ecuatoriano que está recorriendo sólo y en su bicicleta las rutas de América del Sur. Quizás nos vovleremos a encontrar en el camino compañero!!! Buen viaje y a seguir recolectando anécdotas!

En el fin del mundo, y mientras paraba a desayunar en el poblado de Tolhuin conocí a Sebastián. Motoquero Colombiano que viajo miles de kilómetros cargado en su motocicleta para conocer Sur América. Cón él nos volvimos a encontrar de "casualidad" por las rutas patagónicas, mientras ambos luchabamos con los fuertes vientos de la región. Fue un placer compartir kilómetros contigo Sebastián! Nos reencontraremos en Colombia :)

Mario y Serana de Uruguay, ya los he nombrado reiteradas veces por ser mis inspiradores e impulso para animarme a realizar esta aventura. Aldo y Daniela, padre e hija, chilenos, amantes del viaje y la vida sobre ruedas y en contacto con la naturaleza. Juntos, los 5 recorrimos en caravana parte de la Región de los Lagos de Chile. Panquipulli, Lican Ray, Chosuenco, y la hermosísima Reserva Natural Huilo-Huilo. Compartimos unos increíbles días en comunidad y devorando las rutas!!!

El magnífico Lago Llanquihue

Con 860 km2 el Lago Llanquihue es el segundo más grande de Chile, pero su belleza y principal atractivo no proviene de su tamaño....Es porque en las aguas calmas y cristalinas del Llanquihue, se refleja el gigante volcan Osorno, que se observa desde los distintos poblados que rodean al lago y les da un tinte soñado a la región.

Y hasta allí llegué con mi Charrúa, bordeando la orilla de este hermoso lago, que según la leyenda mapuche de la princesa Licarayén dice que fue formado después del sacrificio de Licarayén, la hija del cacique, que entregó su corazón para apaciguar la ira del Hueñaca y así terminar con la maldición que aquejaba a su pueblo.
Al entregar el corazón de la princesa al Pillán, empezó una gran nevazón que apagó al volcán y al mezclarse el fuego con la nieve, se hicieron los largos ríos de agua, que forman los lagos del Llanquihue, Chapo y Todos los Santos. Así comienza la historia de estas tierras legendarias con un asentamiento Huilliche Mapuche, raíces indiscutidas de la cultura ancestral. 
Siglos más tarde, colonos alemanes llegaron al lugar y comenzaron a poblarlo de a poco. Dejando también en estos lares parte de su cultura que se ve reflejada hasta el día de hoy en las construcciones y en la gastronomía, como es el caso de las típicas "Kuchen" que se sirven por aqui.
Mi primer destino fue Puerto Octay, un pueblito muy pequeño, con sus casitas antiguas construidas en madera, y con una de las mejores vistas del Osorno.
Era de tardecita, y después de un breve rcorrido por Puerto Octay, continué el camino que bordea el lago hasta llegar a Frutillar, unos 30 km más adelante.
Todo ese camino es mágico, caía el sol mientras avanzaba en la ruta y la vista del lago con el volcán apenas cubierto por copos de nubes rojias me hacían pensar lo afortunada que soy de poder deslumbrarme observando de cerca tantas bellezas.

Frutillar es otro de los poblados típicamente alemanes que se formaron a la orillad el Lago Llanquihue.
Se divide en Frutillar Alto, donde se encuentra la población mayoritariamente obrera; y Frutillar Bajo, a la que se accede luego de descender por una larga y pronunciada pendiente hasta llegar a la orilla del lago.
Meticulosamente ordenado y decorado, sus pequeñas calles, sus casitas de madera, los restaurantes alemanes y las infaltables casa de Kuchen.
Frutillar debe su nombre a las plantaciones de frutillas y uno de sus símbolos más destacados son los festivales de música que se realizan año a año en el magnífico teatro del Lago, donde pasé gran parte de la tarde deslumbrándome con el paisaje.
La ciudad de Puerto Varas, fue mi última parada costeando el lago. Con su clima lluvioso gran parte del año, tiene una magnífica naturaleza siempre verde. 
Llegué a la tarde y de inmediato me fui a recorrer la costanera, desde donde se observan los volcanes Osorno y Calbuco.




Desde el cerro Philippi y el Monte del Calvario se obtienen los mejores planos de la ciudad, que es notoriamente más grande que las anteriores, pero que conserva el encanto de los orígenes alemanes mezclados con la influencia Chilota, el uso de tejuelas de alerce en sus revestimientos y de roble, laurel y fierro galvanizado en sus estructuras, son materiales comunes en estas casas, algunas de ellas con valor patrimonial.

Breve paso por Cucao, Chile.

Maneje de regreso por la ruta 5 y tomé el desvío hacia Cucao, bordeando el lago Huillinco, localidad donde hice una parada, y luego el lago Cucao.

El camino era hermoso con las lomas típicas de la isla, pero bordeado de una exuberante vegetación de nalcas y helechos gigantes y bien verdes.
Lloviznaba bastante a mi llegada, así que bordié toda la costantera del lago y atravesé el puente avanzando unos kilómetros mas hasta llegar a la bahía.
El inmenso Océano Pacífico con kilómetros de arena desolada estaba ahí…Realmente la soledad del lugar y el fuerte ruido de las olas que golpeaban las orillas me impresionó. Miré a ambos lados y estaba completamente sola. Ya estaba oscureciendo y con la llovizna se formaba una bruma que entorpecía la visión. Había manejado unos 5 o 6 solitarios kilómetros hasta llegar a ese lugar, y la inmensidad del océano descampado me hacía sentir diminuta e indefensa.






Di vuelta la cabeza y miré a La Charrúa que había quedado estacionada en la arena, en el medio de la nada, y resolví regresar al poblado.
Ya era tarde y necesitaba encontrar un lugar seguro para pasar la noche. Pregunté a varias personas pero nadie supo indicarme un lugar.
En Cucao no hay carabineros, ni bomberos, ni hospitales, ni nada que se le parezca, sólo una posta de atención que funciona una o dos veces cada 15 días.
En el mismo lugar hay una especie de rectángulo pequeño, con algún banco, queriendo parecer una plazoleta, asi que como era lo que más se asemejaba a un “centro” decidí estacionar allí.
Llovía, ya había oscurecido y no andaba nadie en la calle. Sólo se escuchaba el ruido de las olas que golpeaban a lo lejos la costa, así que tranque la charrúa y traté de dormirme esperando que no pasara nada.
Se supone que las ciudades grandes son las peligrosas, porque hay gente de todo tipo en ellas, se supone que en un poblado como Cucao (más aún fuera de temporada), no hay nadie a quien temerle. Pero eso es lo raro! Quizás el tema era estar sola y que no hubiera ninguna persona por allí a quien recurrir si necesitaba ayuda.
Pensando todo eso y con el repiquetear de las gotas de lluvia en las chapas de la charrúa me quedé dormida.
Al otro día amanecí rodeada de caballos que comían pasto al costado de la charrúa.
Tomé el desayuno y fui al Parque Nacional Chiloé, ubicado frente al océano Pacífico. Tiene una vegetacion siempreverde ya que caen precipitaciones entre 2200 y 3000 mm anuales, y su fauna es singular y ha evolucionado por su característica insular.
El origen de Cucao es un antiguo pueblo de indios que ya en 1734 contaba con una capilla de los misioneros jesuitas.
Y hasta Cucao también llegó Darwin en 1834, viajando expresamente desde Ancud para conocer estas tierras.
Tenía muchas ganas de hacer alguno de los senderos de trecking que ofrece el parque, pero continuaba lloviendo y desistí a caminar entre los árboles mojados y toda embarrada.

Así que di un último recorrido y me despedí de Chiloé.

De brujos y sirenas...los seres mitológicos que habitan Chiloé

La mitología chilota se formó a partir de la mezcla de antiguas religiones de los pueblos indígenas (chonos y huilliches) que habitaron esta zona, y de las leyendas y supersticiones traídas por los conquistadores españoles que en 1567 comenzaron el proceso de conquista en Chiloé y con ello el inicio de la fusión de elementos o sincretismo que formarían una mitología propia.
Desde la mitología que explica como se formaron las islas de Chiloé, por intervención de una serpiente marina mala y otra buena, hasta la creencia en brujos que son capaces de volar en sus escobas por los cielos de Chiloé.
También otras leyendas populares como:
Caleuche: El Caleuche es una de las leyendas mas populares de las islas; es un barco fantasma usado por los brujos que navega de noche tanto sobre la superficie del mar como bajo de esta a altas velocidades y muy iluminado.
A bordo se efectúan fiestas y bailes cuyo ruido y música atrae a los navegantes que deambulan por las islas haciéndolos esclavos que ponen a su servicio.
Conocido es que los que mandan a bordo son brujos que principalmente se dedican al contrabando abasteciendo a comerciantes que tienen pacto con ellos.
El buque tiene la particularidad de que cuando es perseguido se transforma en roca, tronco de árbol o simplemente en alga para pasar inadvertido y así evitar su captura.
El castigo para aquellos que miran al Caleuche consiste en dejarle la boca chueca, la cara hacia la espalda o bien darles muerte en forma repentina.

Pincoya: Deidad que representa la fertilidad del mar y su entorno. La Pincoya y su marido el Pincoya y son seres muy alegres suelen recorrer los parajes solitarios de la costa y los roquerios.
La Pincoya es una hembra de extraordinaria belleza, sensual, de larga y abundante cabellera que le cubre la espalda, le atrae el canto del Pincoy que hace que baile desnuda en las orillas del mar moviendo su cuerpo voluptuosamente como ella misma.
Dice la leyenda que cuando baila de frente al mar habrá abundancia de peces y mariscos ya que al finalizar el baile irá sembrando mariscos por las playas y llenara de peces los canales, si por el contrario baila de espaldas al mar significa que habrá escasez de peces y mariscos.

Trauco: Tal vez el mas famoso de todos los mitos de las islas habita en medio de los bosques su tamaño no sobrepasa los 90 cm. Se protege de la lluvia y el sol con un sombrero cónico hecho como de arpillera material del cual también esta hecho el traje con que protege su cuerpo. Vive junto con su mujer llamada "Fiura".
A pesar de ser un enano tiene mucha fuerza, lleva consigo un hacha de piedra que usa para derribar arboles con solo tres golpes no importando ni el tamaño ni la dureza de estos.
A los hombres con su aliento puede dejarles la boca torcida o condenados a morir en un breve plazo a diferencia de esto su forma de actuar con las mujeres es completamente distinta ya que es un enamorado de estas. A pesar de su tamaño y aspecto en las mujeres despierta una gran atracción lo que hace que se le entreguen, si se resisten les provoca sueños eróticos hasta que caen rendidas en sus brazos.
Generalmente causa pavor su presencia y es la disculpa que dan algunas solteras de estas tierras para justificar su embarazo.

Estos son sólo algunos de los muchos seres mitológicos que circundan estas islas: sirenas, brujos, cuchivilu, camchueto, fiura, la viuda, basilisco, etc., que sin duda alguna le dan un toque folclórico a quienes visitan estas tierras.
Y para no ser menos, cuando estaba a punto de encender el motor de la charrúa para irme, me golpean la ventanilla de la camioneta.
Al bajar el vidrio, era una mujer preguntándome sobre la campaña del cáncer de mama.
Se notaba que no tenía ninguna información del tema, y era de escasos recursos económicos, pero estaba preocupada porque le había salido un bulto en el seno, y a pesar de su ignorancia sabía que no era normal.

Le sugerí que se acercara de inmediato a un hospital a hacerle la consulta al médico, ya que es importante no dejar pasar el tiempo en este tema. Agradecida tomó mi mano y empezó a leerme la suerte…era una de las brujas de Chiloé y yo no lo sabía!



La mística Isla grande de Chiloé

Y quería conocer la mítica isla de Chiloé....Manejé por la ruta Panamericana 5 hacia el sur, hasta llegar al poblado de Pargua. Apenas arribada, me esperaba una barcaza que sale cada 15 minutos para cruzar el Canal del Chacao. Embarcada la "Charrúa", con una decena de vehículos más, comenzamos los 30 minutos de cruce acompañas por toninas y una multitud de aves que surcaban los cielos del canal.


 Una vez en tierra, y mientras decidía que camino tomar, se me acercaron unas mujeres que vendían empanadas de mariscos, a curiosear sobre la campaña “Yo también me sumo”, y luego de charlar con ellas sobre el tema un rato, continué rumbo a Ancud.

La isla grande de Chiloé se divide en 3 regiones: La norte, cuya principal ciudad es Ancud; la centro, cuya principal ciudad es Castro; y la sur, con Quellón.
Chiloé, geográficamente separada del Chile Continental, tiene características bien particulares, tanto naturales como culturales.
Con la particularidad de haber sido ocupada por los conquistadores españoles y el penúltimo lugar en el continente donde flameó la bandera de España, el pueblo Chilote es hoy el producto de un mestizaje hispano-mapuche, ya que el pueblo Chono que originalmente habitaba las islas está hoy extinguido.
Es un pueblo notoriamente marcado por lo que fueron las misiones jesuitas en la región, que dejaron decenas de iglesias construidas en madera, que aún hoy son un testimonio vivo de esa historia.
También es un pueblo con leyendas y muy creyente en seres mitológicos que según dicen habitan la región, como es el caso del “Trauco”, cuya historia relataré más adelante.
La geografía de la isla es bien cambiante, con sus subidas y bajadas, ríos, vistas al oceano Pacífico o al mar interior y la vegetación bien verde por las frecuentes lluvias.
Pasé la noche en Ancud, una ciudad tipicamente portuaria donde se encuentran vestigios de algunos de los fuertes del fin del mundo. Al otro día recorri la Bahia de Quetalmahue con sus criaderos de ostras. 
Lloviznaba, como es costumbre por estos lares, y me dirigí al poblado de Quemchi para hacer “La ruta de las Iglesias de Chiloé”.
Muchas de ellas declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco, son una manifestación de la religiosidad inculcada por las antiguas misiones evangelizadoras y una muestra del valioso tesoro de la escuela Chilota de arquitectura en madera.



Construidas por carpinteros de ribera, quienes las forjaron utilizando solamente madera, incluso los ensambles y tarugos sin utilización de clavos.
Realmente me deslumbre al ver tan increíbles obras, algunas en proceso de restauración por el paso de los años.
Desde allí, kilómetros de caminos de ripio, subidas, bajadas, curva y contracurvas parando en pequeñas poblaciones detenidas en el tiempo cuyos habitantes viven principalmente de las bondades del mar. Colo, Tenáun con sus casitas construidas de tejuelas de alerce al estilo alemán y que denotan el paso de los años y las inclemencias climáticas, Delcahue con su movido puerto desde donde parten las embarcaciones que visitan las otras islas del mar interior.
Finalmente llegué a Castro, donde aún existen los barrios de Palafitos. Son casitas bastante humildes, todas hechas en madera, algunas más cuidadas que otras, con sus paredes recientemente pintadas con llamativos colores.
Si bien esta forma de construcción sobre pilares en el agua no es originaria de Chiloé, fue adoptada en Ancud, Quemchi, Castro, Chonchi y otros pueblos para lograr un mejor aprovechamiento de la ribera durante la fuerte expansión comercial del siglo XIX. Hoy sólo quedan algunos ejemplos de estos en Castro.


El mar estaba bajo a la hora que las visité y el barrio denotaba pobreza, con olor a cloacas que probablemente se vierten al mar.
Y el 10 de marzo a la tarde llegué a Quellón, la ciudad más al sur de la isla y donde finaliza la panamericana sur o ruta 5. Es una ciudad de gran importancia en Chiloé y en el sur de Chile , pues gracias a su puerto hay comunicación marítima con zonas aisladas de la Patagonia Chilena, además de ser un importante centro de transacciones económicas en lo que a productos del mar se trata.

Ya atardecía y recorrí la costanera observando las embarcaciones de todo porte que entraban y salían del puerto.
Maneje hasta Punta Lapa. Este es un balneario alejado un poco de la ciudad y desde donde se observa todo Quellón con sus casitas distribuidas e la ladera de una loma. Desde Punta Lapa se puede observar el volcán corcovado y la isla Cailin, pero el clima nublado no me ayudó para poder fotografiarlos.
Allí también esta un monumento con la forma de un enorme “Sacho” o ancla chilota fabricada de madera, conmemorando la finalización de la ruta panamericana que comienza en Alaska. 
Y desde allí comencé mi camino de ascenso, destino: ALASKA!

A 7 meses de recorrido...

Y desde que tengo memoria miro en detalle el planisferio y sueño con recorrerlo de punta a punta. Cierro los ojos y apunto a algún lugar al que prometo ir algún día... 
A poco más de 7 meses de iniciado el viaje, y con más de 20.000 km recorridos por tierra, estos son los lugares donde he dejado mi huella....

https://mapsengine.google.com/map/edit?mid=z2LX_AuTV8po.k70oQQNvBrSs





Pucón, Chile

















 Me hablaron de un lugar mágico, un pueblito rodeado de volcanes, de hermosos bosques de araucarias, con lagos y rios que bajan rápido formando bellisimas cascadas. 

 La poza

Me enamore de este pueblito a orillas del lago villarrica y vigilado de cerca por el gigante volcan activo villarrica. Me enamore de su gente con la que comparti casi dos meses....
Este pueblito se llama Pucón y esta ubicado en la Araucanía Chilena,y es un lugar bendecido por la naturaleza.


Playa grande, Pucón.
Salto El Claro.

 
Ojos del Caburgua.

Volcán Villarrica

 
Actividad en el Lago Caburgua.

RUTA 40, Patagonia Argentina

El Calafate: 06/12/13 Salida de la ciudad de Puerto Natales al sur de Chile, maneje unas cuantas horas pasando por Rio Turbio y Esperanza hasta llegar a El Calafate. Caía la tarde pero la temperatura era agradable, ya se notaba que el frío de Tierra del Fuego había quedado atrás.
El Calafate es una villa turística muy bien preparada, siendo la puerta de entrada al Parque Nacional los Glaciares.
Su calle principal “San Martín” está repleta de negocios, restaurantes y agencias de turismo, de los que entran y salen extranjeros de todas partes del mundo.
La historia de la ciudad se remonta a principios del siglo XX, cuando llegaban los carreteros con sus cargamentos de lana y hacían aquí una parada en el camino.
Pero pronto creció, y lo sigue haciendo gracias a su principal atracción: el Glaciar Perito Moreno.
Y hasta allí llegué con la Charrúa. A tan sólo 80 km de la ciudad se encuentra este gigante.




La sensación de estar frente a él me dejó sin palabras. Es imposible describir lo que sentí al ver ese lento gigante de hielo. Miles de años atrás (en la era del hielo), gran parte del parque nacional estuvo cubierto por glaciares. En su avance, estos ríos de hielo erosionaron y dieron forma al paisaje, excavando en la montaña amplios valles de laderas abruptas. Al mismo tiempo, como gigantescas topadoras, fueron fragmentando y arrastrando gran cantidad de rocas, que se acumularon en el frente y en los flancos del glaciar, formando montículos denominados morrenas. Pero un posterior cambio climático que incluía un aumento en la temperatura, causó la reducción de la superficie ocupada por el hielo, hasta alcanzar su estado actual.
Los fondos de los valles fueron ocupados por grandes lagos de aguas lechosas (aspecto otorgado por las finas partículas en suspensión que le dan el color verde al agua), y sus laderas se cubrieron con frondosos bosques.
Hoy en día, el gigante blanco tiene casi 5 km de extensión y 60 m de altura sobre el nivel del lago.
Estuve horas mirando desde las distintas pasarelas que te permiten tenerlo cerca, casi que tocarlo, o mirarlo desde arriba para contemplar su inmensidad.
Sin poder sacarle los ojos de encima, apreciando sus grietas, sus colores del blanco al celeste azulado y escuchando cada poco el crujir de sus rupturas, se me paso todo el día.
Fue una experiencia única y una sensación que sólo la da el estar en contacto con él.
El Chaltén: 8/12/13 Ubicado a 220km de el Calafate, y dentro del Parque Nacional los Glaciares, se encuentra este pequeño poblado, considerado la capital nacional del Trekking.
Es una villa de tan sólo 1000 habitantes, situado en un valle formado por los ríos Fitz Roy y De la Vuelta, al pie del monte Fitz Roy (3405m) o Chaltén para los aborígenes, cuyas puntas afiladas se ven desde todos los rincones del pueblo y también desde la ruta 40.
El Fitz Roy marca el límite con Chile, junto con el cerro Torre, y tiene la fama de ser una montaña muy difícil de escalar, por sus pronunciadas paredes verticales.
El Chaltén parece un pueblito encantado rodeado de paredones rocosos, y a él llegan miles de turistas al año.
Todos a escalar o a hacer trekking en sus variados senderos con distintos grados de dificultad.
Como iba a estar sólo un día y tenia que aprovecharlo, tomé coraje y realicé uno de los más largos y sin escalas. 12 kilometros de caminata de ida, rodeada por bosques y montañas, entre subidas empinadas y lagos hermosos como el Capri, (donde algunos acampan para pasar la noche) hasta llegar a Laguna de los Tres.
Alli se disfruta de una increíble vista del monte Fitz Roy y de una de las lagunas azules que lo refleja en sus aguas heladas. En esas mismas aguas congeladas algunos valientes osaron darse un baño mas que refrescante, para festejar por la emoción de estar en tan increíble lugar.
Y mientras observaba a esos locos que nadaban entre el hielo, conoci a 2 chicas chilenas que también miraban desconcertadas el espectáculo.
Claudia y Alejandra, de Concepcion, con ellas charlamos y nos quedamos unas horas admirando el paisaje antes de emprender el retorno de otras 4 horas de caminata. Al llegar, ya tarde y con mucha hambre, me invitaron a disfrutar junto a ellas de una merecida cena en uno de los restaurantes del lugar.
Cueva de las manos: Maneje todo un día por la ruta 40 que se encontraba en bastante mal estado. Cientos de kilómetros de ripio hasta detenerme en el paraje de Bajo Caracoles a pasar la noche.
Apenas una decena de casas, busque la comisaria para preguntar sobre un lugar seguro donde dormir, pero para mi sorpresa: Hasta la comisaria estaba cerrada!
Avance un poco por la callecita apenas iluminada y me detuve a hacerle la consulta a el único hombre que caminaba a esas horas de la noche. De inmediato me dijo que lo siguiera, que estacionara mi camioneta en el fondo de su casa. Por un momento lo dude: quien me aseguraba que no sería un depravado y que haría yo en su casa….pero volvi a mi y me dejé fluir, a confiar Carolina, A confiar!
Lo segui por las callecitas y después de ingresar en un par de recovecos llegamos a su casa. Me preocupaba el hecho de que ante una emergencia no tenia modo de salir rápido del lugar, pero bueno…una vez mas me entregue al destino y a confiar…
Me ofreció cenar en su casa, pero preferí irme a dormir, por estas cosas que a uno le da un poquito de miedo estar expuesta frente a un desconocido.
A las 9 de la mañana del otro día me golpean la puerta de la camioneta: Uruguaya! Salen unos mates?
Y ahí si ya a la luz del día desayunamos y charlamos de la vida en el lugar. Me contó que su familia vive en Perito Moreno, una ciudad a mas de 100km de Bajo Caracoles. Él es quien se encarga de abastecer de energía al poblado, cargando los tanques de gas oil de los generadores a diario. Aunque cuesta estar un poco lejos y extraña a su familia, cada tanto viaja su señora o sus niñas a visitarlo, y con lo que gana de a poco va construyendo unas cabañas para alquilar en su ciudad y darle un mejor futuro a su familia.
Despues del desayuno parti rumbo a las Cuevas de las manos. Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y ubicadas a poco más de 50 km de Bajo Caracoles.
Es un inmenso cañadón oradado en la época glaciar, donde hoy corre el Río Pinturas, y donde hay un hermoso valle verde habitado por guanacos.
Este valle fue elegido por los pueblos originarios nómades para vivir temporalmente (durante el verano) hac miles de años atrás. Y en sus cuevas y alerones de rocas nos dejaron sus huellas. Las pinturas tienen más de 10.000 años y fueron realizadas por los primeros habitantes de la Patagonia. Con colores rojos, negros, blancos y amarillos dejaron estampadas cientas de manos, dibujos de animales (ñandúes, guanacos y felinos) y hombres que nos cuentan su manera de vivir.

Los temas corresponden a tres períodos, en el más antiguo hay pinturas de caza, en el intermedio destacan las manos y en el último el acento esta en las figuras geométricas.
Continué el camino volviendo a tomar la ruta 40 pasando por la ciudad de Perito Moreno y unos cuantos cientos de kilómetros mas hasta llegar a Esquel.
Entre cerros y montañas se encuentra esta atractiva ciudad visitada principalmente en invierno, dado que en las laderas de sus cerros se encuentran importantes centros de esquí.
También cuenta con “la trochita”, como es llamado el antiguo tren  que con su locomotora y vagones del siglo pasado aún lleva a los turistas que desean ser transportados al pasado a recorrer las vías con destino a Nahuel Pan (trayecto corto) y El Maiten (trayecto largo).
El Bolson: Ubicado a unos 200km de Bariloche se encuentra este poblado cuya principal atracción son los variados senderos de trecking que ofrece a lo amantes del deporte aventura, en convivencia con la naturaleza y rodeados de bosques, lagos y un paisaje espectacular. Es uno de los lugares que viven por y para el turismo nacional y extranjero, lo que le da ese encanto particular.
Los senderos prsentan variada dificultad, incluso algunos de más de un día de caminata y con refugios donde parar para pasar la noche.
El cerro de la cruz o “Cerro amigo”, a tan sólo 2 km del centro es un buen lugar para quien no desea caminar demasiado y desde donde se puede observar toda la ciudad.
Al compás de los tambores que sonaban frente a la plaza principal, salí a recorrer el centro y allí conoci a “Mari”.
En estos sitios tan turísticos y más realizando un viaje de las características del mio, es común interactuar con gente que uno va encontrando en el camino.
Y así se dio que me crucé con un grupo de jóvenes que al observar uno de los parches que le voy colocando a mi mochila de los lugares que visito, se detuvieron a preguntarme si era de Ushuaia.
Charla va, charla viene, les conté de mi travesía y que al otro día seguiría viaje hasta Bariloche.
Automáticamente, Mari, de Bahia Blanca, me contó que había estado trabajando 9 meses en Ushuaia, y que ahora viajaba como mochilera para llegar a visitar a sus amigos de San Martin de los Andes.
Pregunta siguiente, me pidió si podía acercarla.
Pasé la noche en el Bolsón y al otro día temprano pase a levantarla por el camping en el que estaba y nos fuimos a la base del cerro Piltriquitron.



Dejamos la charrúa en la carretera con la esperanza de que alguien nos llevara a dedo los 10 km de ascenso hasta el centro de visitantes del Bosque Tallado.
Dada la hora (casi mediodía) y el intenso calor, no tuvimos más remedio que empezar el ascenso caminando… después de 2 horas y media de dura caminata y agotadas llegamos al fin del camino. Todavía faltaba continuar subiendo unos empinados  1000 metros más  hasta llegar al bosque tallado.
Este bosque fue quemado casi completamente en un incendio hace varios años atrás, pero la creatividad de artistas que fueron convocados para tallar sus quemadas maderas lo transformaron nuevamente en un atractivo turístico.
El lugar y el paisaje es realmente hermoso, pero me esperaba algo más especial. Quizás fuera el cansancio de la tortuosa caminata al sol, lo que no me dejó apreciar la belleza de su arte.
Después de recorrerlo y descansar un poco de la caminata, descendimos hasta la Charrúa que nos esperaba a orillas de la ruta para emprender viaje hacia Bariloche.
Bariloche: Llegamos en la noche luego de sortear unos imprevistos mecánicos, y de buscar sin encontrar el Camping “Ser” que me habían recomendado Serrana y Mario (de Uruguay por el Mundo) para dejar allí la camioneta durante los días que estuviera en Uruguay por las fiestas.
Decidimos entonces con Maria pasar la noche en la ciudad de Bariloche. Al otro día en la mañana caminamos por la costanera hasta encontrar la famosa plaza que sale en todas las fotos de Bariloche, rodeada de edificios de piedra con techo a dos aguas de madera. Alli nos sacamos unas fotos con los San Bernardo y cruzamos a ver unas competencias de deportes náuticos que se desarrollaban en el lago Nahuel Huapi.
Pasado el mediodía retomamos la carretera de los 7 lagos rumbo a San Martin de los Andes.
Dicen que esta ruta hay que conocerla en las distintas épocas del año, porque cada una tiene su magia especial. Y realmente así es….hacia muchos años yo la había visitado en invierno, pintada de blanco, y ahora me sorprendio  colorida por los lupinos florecidos que la teñian de rosa y violeta, en contraste con el verde de los bosques.


Realmente un paisaje maravilloso el de los 7 lagos, cada uno con sus aguas cristalinas en un marco natural único.
Nos detuvimos en Villa la Angostura a disfrutar de su belleza y encanto, realmente una postal…y después de hacer una última parada en el lago Falkner llegamos a destino.
San Martín de los Andes: A orillas del lago Lacar se encuentra esta villa cordillerana. Con sus típicas casas de madera y techo a dos aguas que se tiñen de blanco en el invierno, y atraen a cientos de turistas que llegan en la temporada de ski a practicar este deporte en la falda del cerro Chapelco.
En San Martin nos esperaba Raquel Miranda y Daniel Guardese, amigos de Mari, que recientemente habían dejado los pagos de Bahia Blanca para vivir en la tranquilidad y seguridad que les ofrece la Villa.
Una vez más el destino ponía en mi camino gente maravillosa que em recibió en su casa sin conocerme, y me brindó todo su cariño y hospitalidad durante mi estadía.
Alli nos quedamos con Maria unos  4 o5 días en los que los anfitriones nos llevaron a recorrer los alrededores de la ciudad.
El lago lacar con sus 23 km de largo y la peculiaridad de ser el único que lleva sus aguas al océano pacífico, es una de las atracciones principales de San Martin. Rodeado de montañas, rocas y vegetación, tiene numerosas playas, algunas de arenas y otras de canto rodado, que hacen de San Martin un lugar concurrido también durante los meses de verano.
La de Quila Quina y la de Catrite, a la que fuimos a disfrutar de una tarde hasta la caída del sol.
También recorrimos los miradores de San Martín que inspiran con sus paisajes. El Arrayán donde se encuentra la casita de té, con una vista panorámica del Lacar y la ciudad, y el mirador Bandurrias desde donde se ven los cerros Abanico y Vizcacha.
En San Martín conocí a Inge, una señora de 84 años cuyo contacto me había pasado Annaliese (San Rafael).



Más de 60 años atrás, Inge había sido su alumna de Alemán, y con el correr de los años haban forjado una amistad que se mantuvo a pesar de la distancia.
Inge me recibió en su casa y compartimos unas horas de charlas entre cuentos y anécdotas del pasado.
Se acercaba la época de las fiestas y yo ya tenía mi pasaje de ida a Uruguay para pasarlas con mi familia.
Daniel se ofreció a quedarse con la charrúa durante mi viaje y mientras tanto hacerle las revisaciones mecánicas pertinentes.

Y así partí en el vía Bariloche rumbo a Buenos Aires, con la tranquilidad de que mi compañera de viaje estaba en buenas manos.